Here’s a copy of the famous farewell poem written by Dr. Jose Rizal at the eve before his execution at Bagumbayan, December 30, 1898
MI ULTIMO ADIOS (My Last Farewell)
¡Adiós, Patria adorada, región del sol querida,
Perla del mar de oriente, nuestro perdido Edén!
A darte voy alegre la triste mustia vida,
Y fuera más brillante, más fresca, más florida,
También por ti la diera, la diera por tu bien.
En campos de batalla, luchando con delirio,
Otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar;
El sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio,
Cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio,
Lo mismo es si lo piden la patria y el hogar.
Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Y al fin anuncia el dÃa tras lóbrego capuz;
si grana necesitas para teñir tu aurora,
Vierte la sangre mÃa, derrámala en buen hora
Y dórela un reflejo de su naciente luz.
Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Fueron el verte un dÃa, joya del mar de oriente,
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor
Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, que es hermoso caer por darte vuelo,
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Y en tu encantada tierra la eternidad dormir.
Si sobre mi sepulcro vieres brotar un dÃa
Entre la espesa yerba sencilla, humilde flor,
Acércala a tus labios y besa al alma mÃa,
Y sienta yo en mi frente bajo la tumba frÃa,
De tu ternura el soplo, de tu hálito el calor.
Deja a la luna verme con luz tranquila y suave,
Deja que el alba envÃe su resplandor fugaz,
Deja gemir al viento con su murmullo grave,
Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave,
Deja que el ave entone su cántico de paz.
Deja que el sol, ardiendo, las lluvias evapore
Y al cielo tornen puras, con mi clamor en pos;
Deja que un ser amigo mi fin temprano llore
Y en las serenas tardes cuando por mà alguien ore,
¡Ora también, oh Patria, por mi descanso a Dios!
Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
Por cuantos padecieron tormentos sin igual,
Por nuestras pobres madres que gimen su amargura;
Por huérfanos y viudas, por presos en tortura
Y ora por ti que veas tu redención final.
Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
Y solos sólo muertos queden velando allÃ,
No turbes su reposo, no turbes el misterio,
Tal vez acordes oigas de cÃtara o salterio,
Soy yo, querida Patria, yo que te canto a ti.
Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,
Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,
Y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada,
El polvo de tu alfombra que vayan a formar.
Entonces nada importa me pongas en olvido.
Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré.
Vibrante y limpia nota seré para tu oÃdo,
Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido,
Constante repitiendo la esencia de mi fe.
Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahà te dejo todo, mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.
Adiós, padres y hermanos, trozos del alma mÃa,
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Dad gracias que descanso del fatigoso dÃa;
Adiós, dulce extranjera, mi amiga, mi alegrÃa,
Adiós, queridos seres, morir es descansar.
WHAT TO DO NOW?